martes, 20 de mayo de 2008

1. Los pájaros del gueto

La cabeza le dolía. ¡Vaya si le dolía!

¿Qué día era? ¿Qué hora era?

Se incorporó lentamente y vio a través de la ventana que un rayo de luz iluminaba su estancia mostrando las partículas de polvo en suspensión. Su habitación era un caos, toda su vida lo era, ¿por qué no su habitación? Costaba andar por ella más de un paso sin tropezarse con algún pedazo de su vida.

La cabeza dolía. Y el cuello, y, en general, todo su cuerpo. Era como una gran resaca, pero de lo único que era consciente ahora era que definitivamente no era una resaca. No tenía en su boca el sabor amargo y pegajoso del alcohol, era una sensación diferente. Tenía la sensación de que su cuerpo estaba tomando forma, se estaba reajustando. Quizá hubiera vuelto a hacerlo, quizá ayer emprendió otro de esos viajes.

Sí, sin duda, había vuelto a ocurrir, pero esta vez había sido muy intenso. No recordaba nada, y se encontraba realmente mal. Titubeante, llegó al baño y hundió su cara en agua fresca. Mucho mejor… La habitación daba pena, pero comparada con su estado físico, presentaba una imagen inmejorable. Cogió un cigarrillo y encendió el reproductor de su ordenador. Quería alejar un poco su cabeza de pensamientos pesimistas, pero el reproductor no estaba de acuerdo. Las primeras canciones que sonaron en modo aleatorio le demostraron que estaba dispuesto a hundirle y que no escatimaría en armas de destrucción masiva. Era comprensible, todo su arsenal había sido seleccionado por él mismo como el más dañino. Era una graciosa ironía.

Sonrió, le gustaba reírse de sí mismo y de esas circunstancias. Lo había pasado demasiado mal a causa de su corazón montaña rusa, pero había aprendido. En gran parte gracias a esos viajes que luego recordaba.

Los pájaros del gueto brillan en el cielo del atardecer, cuando el sol empieza a caer. Era cierto, el sol empezaba a bajar el telón ese típico domingo de mayo en el que daba gusto estar en una terraza de la Latina, disfrutando de una cerveza mientras pasaban las horas.

Lo había decidido. Saldría a pasear, tenía que recordar cuál había sido este último viaje, que le había dejado tan descolocado y del que no recordaba absolutamente nada.

Pero por el momento apuraba su cigarro mientras veía como se iba poniendo el sol. Le gustaba…


Strung Out – Monster
Suburban Teenage Wasteland Blues, 1996. Fat Wreck Chords
Letra: http://www.plyrics.com/lyrics/strungout/monster.html

1 comentario:

Sistermoon dijo...

Bienvenido Hombre Atómico, al mundillo blogueril, te enlazo y espero que sigas deleitandome con tus textos.

Un saludooooo