miércoles, 11 de junio de 2008

6. Gravedad

No era la primera vez que se despertaba en esta cama. A su izquierda había un hueco que hasta hacía pocos minutos estaba ocupado por ella. Se estiró pero volvió a retorcerse entre el edredón. La oía moverse por la planta de abajo. No era la primera vez que compartían una noche, de hecho, era muy probable que no fuera la última. Apareció por la puerta y le sonrió. Intentó esbozar una sonrisa y contuvo un bostezo, una mueca indescriptible fue el resultado final. No era la primera vez que se despedían como si fueran desconocidos. Realmente era la piedra angular sobre la que apoyaban su relación. Era los perfectos conocidos desconocidos.

Era mediodía, nunca se quedaba a comer. Era un acuerdo tácito. Le encantaba que las cosas fluyeran con naturalidad, nunca se planteaba las cosas excepto que fuera estrictamente necesario. Arrancó y se dirigió de nuevo a la jungla de asfalto. Conducir le distraía, de hecho era uno de sus mayores placeres. Sobre todo le gustaba hacerlo solo. Podía pasar horas al volante y todos sus problemas se hacían más pequeños. Rebuscó entre sus CD el ideal para este momento. Quería recordar los viejos tiempos, así que escogió aquel recopilatorio que todos conservamos como un pequeño tesoro donde guardamos nuestra adolescencia y que suele coger polvo hasta que le sacamos de su escondite y que tiene el poder de contagiarnos de una feliz nostalgia. Puede parecer paradójico, pero el que todavía conserve esos discos sabe que es verdad. Entre canciones de 4 acordes y mezclas imposibles surgió aquella canción que casi no recordaba. Es divertido cómo las cosas cambian cuando se contemplan las etapas anteriores de la vida con la perspectiva que nos da la edad. Los problemas que le hacían hundirse en un pozo sin fondo se convertían en simples anécdotas que contar en reuniones de amigos.

Pensó en su vida, un bucle que se repetía de manera cíclica, del cual parecía imposible escapar. Pero repasando sus últimos meses parecía que algo había cambiado. Sintió un picor en su mano derecha, la miró y no estaba allí. De repente su asiento dejó de sostenerle y cayó. Ya no estaba en el coche. De hecho no estaba en ninguna parte. Miró a su alrededor y todo era negro, no oscuro, simplemente la nada... o el todo. Poco a poco aparecieron pequeños puntos luminosos que se iban uniendo creando un universo a su alrededor. Flotaba en una nube de recuerdos, moviéndose con total libertad a través de ellos, Surgían como nebulosas en las que se introducía y de las cuales absorbía conocimiento. No había gravedad capaz de atarle al suelo, se sentía dueño de su vida por primera vez. Todo le parecía nítido, tenía sentido. Una inmensa felicidad le embriagaba, tenía la solución al alcance de su mente.

Y entonces, esa misma gravedad que había desaparecido volvió a ejercer su influencia y cayó. Abrió los ojos, y se encontraba aparcado frente a su casa. La sensación de malestar general volvió a atacarle, pero esta vez sólo era físico. Su mente estaba clara. Quizá esta vez hubiera vencido al destino. ¿Era posible que yendo en contra de todo lo que había considerado como reglas morales de obligado cumplimiento hubiera logrado salir aquella espiral? Necesitaba pensar en ello, necesitaba tiempo, pero, ¿de cuánto disponía?


Los Piratas – Caótico neutral
Ultrasónica, 2001. Warner
Letra: http://www.lyricsdownload.com/piratas-los-caotico-neutral-lyrics.html

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